miércoles, 4 de noviembre de 2009

Una Serie de Eventos Desafortunados

Por: una Causa Pérdida

Por diputados como ellos, hay ciudadanos como nosotros

Increíble el pensar que las cuestiones más importantes del país (llámese “Paquete Fiscal 2010”) son arregladas en sólo una semana y con un nivel de discusión tan pobre en donde todos se echan la culpa; de un partido a otro, de un diputado a otro, como si estuviéramos jugando a Los Quemados: quien se quede con la bolita es el que tuvo la culpa.

Los problemas del país no se arreglan con saber quien inició el debacle. Lo único que demuestra ese juego de palabras, es que tenemos en el recinto de San Lázaro a niños que juegan a ser maduros, y peor aun pues intentan ser diputados y que nos representan… ¿Cómo íbamos a saber el 5 de julio que nos esperaba tan terrible destino? ¿Quién nos aseguraría que las propuestas de campaña sólo serían palabras bonitas? Concuerdo con la canción de Muse: NO hay nada ni nadie que me haga sobrevivir, el tiempo hará las cosas correctas, tú y yo debemos pelear por nuestros derechos, debemos pelear por sobrevivir…

Para ellos el aumento del uno por ciento no es nada, para nosotros la vida se nos va en ello. El despilfarro de “nuestros servidores públicos” nos hace ver la palpable diferencia entre ellos “beneficiarios” y nosotros “trabajadores”: nada más ni menos que Leonardo Valdez Zurita se gasta en su comida 4, 000 pesos; cuando con ese dinero puede comer dos semanas una familia de la Sierra Madre de Oaxaca. Creo que a los diputados sus respectivas madres nunca les pusieron el penoso, pero a veces necesario, ejemplo de: --tú te quejas de la comida, cuando hay niños que no tiene ni para frijoles- (primer buen punto ¿Comerán frijoles los diputados?)

Y nuevamente la ciudadanía está inconforme por el aumento de impuestos. Nos suben las cervezas, los cigarros, los impuestos por jugar, demos gracias que Internet no subió por la brillante e ingeniosa manifestación de la comunidad del Twitter, pero aun así nada nos libra del aumento de gravámenes, que según son para los pobres. Sí, definitivamente por las leyes tan ineficientes, por la pésima administración tenemos una ciudadanía tan apática como la nuestra.

Lo más triste de todo es que lo único que hace la gente es limitarse a decir: “-Pues Dios dirá-“, cuando Dios no tiene la culpa del mal funcionamiento de cerebro de los diputados, ni tampoco de los intereses políticos que se juegan. Además con las declaraciones que dio el excelso premio Nobel José Saramago, sobre que Dios es cruel por que el hombre lo inventó, lo único que se buscaría es que el PAN le mande hacer un cateo a su casa al estilo PFP, o que Perverto Ribera le diera el catecismo otra vez, para que no diga tantas infamias. Pero mientras no suceda lo mismo que Aristegui-De la Madrid: “es que ya estaba viejito y no sabía lo que decía”, se está ganando el odio de Ratzinger, quien de seguro ha de tener una foto del literato atrás de su puerta y le lanza dardos, cada vez que está aburrido y dice alguna que otra frase con groserías en el sinfín de idiomas que se sabe por sólo ser el Papa.

NI hablar mientras sólo queda esperar a que no suceda la Ley de Murphy: si algo puede salir mal, saldrá peor.

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