miércoles, 4 de noviembre de 2009

Si de promesas hablamos…

Un suceso que marcó al país en el año 2000 fueron las elecciones presidenciales. El resultado pretendía lograr un cambio en el sistema político mexicano con la nueva proeza de una mayor apertura gubernamental; promesa hecha por el partido Acción Nacional. Uno de los principales males a cambiar era la corrupción que aqueja al sistema mexicano.

Han pasado nueve largos y caóticos años en donde sólo han quedado promesas de campañas y esperanzas, que han generado ilusiones en los ciudadanos, quienes cada vez son decepcionados por estrategias y administraciones públicas sin pies ni cabeza.
Una de las tantas promesas hechas fue el combate a la corrupción, así como su disminución con respecto a las cifras; donde se ubicaba (y se sigue ubicando) a México dentro de los diez primeros países con los mayores índices de corrupción, a nivel mundial. Pero al parecer las promesas sólo se han quedado en eso… promesas; podrá decir el gobierno discursos oficiales; así como datos y estadísticas sobre el combate y disminución de este mal, pero la realidad es distinta a lo que las palabras mencionan.

Las estrategias del Gobierno Federal para el combate a la corrupción cada vez declinan más, así como los intentos por lograr una conciencia en la sociedad, todas las acciones han sido en vano y han fallado. O bien las acciones realizadas sólo se dirigen al combate de la corrupción ligado al narcotráfico o al crimen organizado, pero no dentro de las instituciones o secretarias de Estado, ni una campaña de información hacia la sociedad en general.

A pesar de que la elección por AN, representaba un cambio en la estructura del poder ejecutivo, resultó ser ineficiente e incluso peor que el régimen dictatorial de 70 años bajo el mando del partido único: el PRI. Cabe señalar que las prácticas de corrupción fueron instituidas por el PRI, el cual dejó un legado de cómo robar dinero del sector público o bien obtener favores políticos.
Los únicos afectados son los ciudadanos, que deben someterse (y algunas veces resignarse) a los acatamientos del gobierno. Una encuesta realizada por el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) reveló que México se encuentra como uno de los países con mayor corrupción en el mundo, esto claro tiene repercusiones. Algunas de los actos más cometidos según esta organización es el pago extraoficial a políticos y funcionarios para realizar trámites burocrático-administrativos.

Mientras Querétaro, Baja California Sur, Guanajuato, Chiapas y Sonora son los estados con menor índice de corrupción; Distrito Federal, Guerrero, Hidalgo y Tabasco se encuentran como las demarcaciones con niveles considerablemente altos.
Según una explicación para el combate contra la corrupción por parte de la CEESP, debe existir un buen marco regulatorio el cual consiste en la confianza en las autoridades y la reducción del tiempo de los trámites públicos. Además se debe agregar una eficiente comunicación con los ciudadanos, pues si no se mantiene informada a la ciudadanía acerca de las acciones al respecto, ellos tampoco podrían actuar.

Una de las estrategias planteadas por la Fundación para la Transparencia Mexicana detalla pactos de monitoreo ciudadano a obras públicas e instituciones. Por increíble que parezca, la corrupción representa pérdidas económicas pues ese dinero debería parar a la recaudación de impuestos o reingresar a las instituciones. Por problemas de corrupción el país pierde alrededor de cinco puntos del Producto Interno Bruto (PIB), lo que significa que este fenómeno podría estar costando al país lo equivalente al gasto en educación básica, estima el politólogo Federico Reyes Heroles.

Pero a todo esto… ¿Qué dice o qué hace el gobierno federal? En el último informe presidencial, el presidente Calderón mostró una estrategia para erradicar la corrupción entre el crimen organizado y los políticos. Dentro de las cifras manejadas mencionó el arresto de 70 jefes del narco y el aseguramiento de 50,000 armas; 22,000 vehículos, y el arresto de 80,000 personas vinculadas con nexos en el crimen organizado. Esto no sirve para un gobierno donde tiene localizado como primer punto a combatir, las Secretarías de Estado, así como algunas instituciones relacionadas ¿De qué sirve detener personas o asegurar armas, cuando la verdadera lucha es interna y no externa? Esas no son acciones suficientes para acabar con la corrupción, son acciones muy escuetas, la corrupción también incluye a la alta jerarquía política que parece no ser tocada.

Según palabras del presidente, la campaña no está dirigida exclusivamente a desmantelar las redes del narcotráfico, sino que es parte de una iniciativa mayor para reformar a México y convertirlo en un "país de leyes e instituciones". Si en verdad desea un país que esté regido por las leyes, el primer paso a realizar es una mejor legislación sobre la corrupción, en vista que el IFAI no funciona como debiera ser.

Cabe agregarse que las acciones del gobierno en turno, sólo tienen puesto el objetivo en el crimen organizado dejando de lado a la sociedad, las acciones no son suficientes cuando también hay un sistema político que cada vez permite ver que la jerarquía política parece incorruptible
Según las palabras del mandatario, la corrupción atenta contra la honestidad y ética, y sólo deja beneficios indebidos (¿En que momento alguien ha dicho que la corrupción sea buena? Quizás los únicos que piensen sus beneficios son los burócratas y políticos). Dentro de las acciones que planea emprender es el fortalecimiento de la transparencia y la depuración de personas que trabajen con las organizaciones de narcotraficantes, la llamada Operación Limpieza, la cual tendrá como objetivo la identificación y detención de funcionarios y jefes policíacos que podrían haber tenido una relación con organizaciones del crimen organizado. Por lo visto al gobierno panista, no le importa la ciudadanía y su formación cívica y ética; para formar personas que aprenden sus derechos y eviten los abusos por parte de la autoridad.

En verdad, de que sirve atrapar a todos los capos del crimen o a los policías y funcionarios involucrados cuando no se empieza a realizar una identificación dentro de las instituciones o secretarías… Como bien dice el dicho, y dice bien “La ropa sucia se lava en casa”, entonces si sólo cuenta el combate a la corrupción sobre los funcionarios relacionados al narcotráfico… ¿Qué hay de los policías que piden unos cuantos billetes a la señora que se estacionó en doble fila?, ¿Qué hay de los burócratas que piden dinero para agilizar ese odioso y largo trámite?, ¿Acaso ellos no cuentan en el combate contra la corrupción?

Para que México cambie las estructuras de poder y terminar con la corrupción, se deben dejar cortar cabezas. Por desgracia las alianzas políticas pactadas permiten ver y darnos cuenta que no estamos listos, cómo ciudadanos, para reclamar nuestros derechos y obligar que se cumplan, así como denunciar ante un órgano o institución competente y autónoma, los actos de corrupción donde se prevean sanciones a los responsables que cometen este desenfreno por parte de las autoridades.

La llamada transparencia que se prometió como promesa de campaña y como acción del gobierno del anterior sexenio, sólo fue una ilusión que ha sido echada a la lista de promesas infinitas a olvidar… ¿Cuándo será el día en que la estructura de poder deje de hacernos creer que habrá un México más transparente?, ¿Cuándo será el día en que dentro de la estructura de poder haya transparencia y honestidad?, ¿Acaso dejará de ser promesa e ilusión exterminar la tan terrible corrupción?

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